domingo, 27 de mayo de 2012

Viena, la ciudad de la música

Jueves 24 de mayo de 2012

Viena, la ciudad de la música

Al despertarme, antes incluso de abrir los ojos me pregunté: ¿qué es lo que me molesta?, la respuesta vino sola, recordé que había perdido la netbook; no tenía ningún sentido seguir lamentándome, me duché, desayunamos muy animados y entre risas comenzó un día muy lindo en la capital de la música.
Con un pase libre del metro por 72 horas de 13 euros salimos a la calle a ver que tenía Viena para nosotros, queda feo que lo diga pero yo no quería pagar el pase, en fin, Analía me hizo comprarlo.
Nos bajamos en el centro, mucha gente, una iglesia gótica en restauración que da nombre a la plaza Stephansplatz, una feria de puestos en la plaza y decenas de hombres ofreciendo entradas para los teatros, la ópera y conciertos de ambiente imperial. Los hombres llevan pelucas blancas con trenza y además librea y corbatín, no se confundan, pueden regatear, de 40 euros cada uno la entrada para ver una ópera llegamos a 29 euros y la dama gratis, no se confundan de nuevo, no van a ver “damas gratis” ni “pibes chorros”. Desechamos de plano la idea de entrar a uno de estos espectáculos y buscamos un puesto de información turística, queríamos encontrar un tour en español. En el puesto de información el señor que nos atendió nos dijo que en Viena no existe tal cosa, nosotros ya habíamos visto en internet que teníamos que contratar un guía privado y eso excedía por lejos el presupuesto de viaje, tomamos un montón de folletos y comenzamos a recorrer el centro de la ciudad siguiendo la ruta de uno de los city tours.
Viena es una ciudad de contrastes, conviven armónicamente la tradición con la vida moderna, no ves rascacielos y muy pocos edificios altos, pero por ejemplo el metro es por lejos el más moderno de los que he visto. Se respira arte y música por todos lados, el 2012 Viena lo ha dedicado a Gustav Klimt, leo en un folleto: “Mujeres, alcohol y buena mesa: Gustav Klimt sabía vivir bien. Y era además un pintor que revolucionó el mundo artístico vienés de 1900. En 2012 se celebraría su 150 aniversario. Un buen motivo para que los museos de Viena presenten excepcionales retrospectivas. “El Beso”, el cuadro más famoso de Klimt, se encuentra en el Belvedere.”
El centro de Viena está lleno de peatonales con muchísima gente, hay callecitas coloniales por doquier donde seguramente vas a encontrar un bar con sus mesas y sillas afuera donde podrás sentarte a tomar una rica checha, nos metimos en todas las que pudimos.
Nos desviamos del recorrido del tour y nos encontramos con “La casa de la música”, nos metimos, en un patio interno con un tremendo piano de cola dos jóvenes músicos ensayaban una partitura, uno de ellos en el piano el otro con un violín, nos quedamos, porque aquello sonaba «de puta madre»; terminaron de tocar y espontáneamente nos arrancaron unos aplausos y un ¡bravo! que devolvieron con sonrisas cómplices y orgullosas, se ve que están acostumbrados a que la gente solo vaya a ver la sinfónica, contentos por haberles abierto la puerta de la esperanza seguimos nuestro camino.
Ese día caminamos unas 8 horas, en algún momento cerré los ojos y soñé con una piscina, playa, arena, sol y pensé: ¿por qué no elegí como destino Cuba en un All inclusive?
Seguimos caminando, pasamos por palacios, jardines, la ópera, teatros y como a las 2 de la tarde después de 4 horas de caminata, con hambre y muchas ganas de ir al baño, buscamos los arcos dorados del imperialismo y allí mismo dimos cuenta, por primera y única vez en este viaje, de un par de BigMacs.
Ya más repuestos, salimos en busca del DUNA, no entiendan mal, no es el fiat de Analía, aunque mal no nos habría venido, es el nombre del Danubio en húngaro. Al rato de caminar nos topamos con el río, muy finito, me llamó la atención, miramos el mapa y solo estábamos sobre un canal, después viendo mapas viejos de la ciudad me doy cuenta que es artificial y el río se encuentra a otras 15 o 20 cuadras más adelante; decidimos tomar el metro y ¡oh! ¡qué genialidad! nos bajamos en una parada en medio del Danubio. En esa parte del río hay una isla en el medio, mirando pal lado de lo del Cocona, a la izquierda, donde el río se hace menos impetuoso, vemos un Danubio con aguas azules y muchos peces nadando muy cerca de la superficie, sobre la derecha igual a lo que ya había visto, un río potente con mucha corriente y de aguas marrones.
Corto el relato un momento, voy en ómnibus hacia Praga, hace tan solo un minuto pasamos por la frontera entre Eslovaquia y República Checa, al igual que ya vimos cuando nos bajamos del avión en Budapest en un vuelo interno o cuando cruzamos la frontera entre Hungría y Austria los puestos aduaneros y de migración están abandonados, no hay nadie, la UE se hace presente con la libre movilidad de personas entre los países integrantes. Si tienes pensado emigrar a trabajar sin papeles y te da miedo que te devuelvan en el aeropuerto, tómate un vuelo hacia Eslovaquia por ejemplo y después buscas tu destino en ómnibus.
Vuelvo al relato en Viena, se me pasó un detalle, cuando he tenido que gastar a Analía (descansar dicen mis hijos ahora), lo he hecho sin pruritos, pero ahora me toca darle la derecha; cuando nos bajamos en el centro de Viena esa mañana, en la plaza Stephansplatz, el primer destino era un centro de información turística, habíamos mirado en el mapa y se encuentra a 2 cuadras de la plaza, por supuesto es muy difícil en un primer momento saber en que dirección, ELLA miró el sol, abrió sus brazos, dijo, este, oeste, norte y sur y exclamó: ¡ven, es por acá!, a las dos cuadras exactas en la esquina y sin mirar el mapa estábamos en el puesto de información turística :) No dijo nada, solo me miró y esbozó una sonrisa socarrona, me reí 10 minutos.
Tamás había quedado de mandarnos un mensaje a las 2 de la tarde, ya eran las cuatro y empezamos a preocuparnos por el pobre chofer, no era necesario que lo torturara tanto tiempo.
Caminamos por el puente, nos sacamos muchas fotos, miramos con envidia a la gente pasar en bici y descubrimos sobre una de las orillas una iglesia o pequeño castillo muy pero muy bonito, le sacamos unas fotos y ya sin fuerzas para dar medio paso más buscamos una parada de metro; el tren no pasaba, por los altoparlantes hablan en alemán y luego en inglés, algún tipo de problemas hace que el tren esté retrasado y piden disculpas, nos miramos, ya somos unos capos moviéndonos en metro, agarramos el mapa y buscamos una ruta alternativa, 3 metros después íbamos en camino al hostel.
En los trenes fuimos mirando las fotos y comentando el día divino que estábamos pasando, llegamos a eso de las 6 de la tarde, nos tiramos en la cama totalmente exhaustos, no tuve fuerzas ni para hacer el baile del tero que consiste en mover la cabeza hacia adelante como principal dificultad.
Le habíamos pedido a la gente del hostel que nos diera alguna idea de donde podríamos comprar una compu, teníamos la dirección de una casa de ventas de productos electrónicos y los precios bajados de internet; la casa cerraba a las 8, contamos la plata, venimos muy bien, al no hacer compras y caminar muchísimo hemos gastado bastante menos de lo pensado. Analía que insiste en que si me duermo no me levanto antes de que la casa cierre, así que salimos de nuevo para la calle, no muy convencido, solo los argumentos de ella, aplicados con una pizca de ternura y razonamientos irrefutables me mueven.
Llegamos a la casa, de los 250 euros que había visto en internet por una netbook Acer con 2 gigas de ram y 320 de disco, me encuentrto con una acer con 1 giga de ram, 250 de disco un hermoso teclado en alemán y 290 euros de costo, no me convence, le digo a Analía que tal vez Tamás deje de jugar con el pobre chofer y nos llame.
Hacemos de vuelta las 7 cuadras hasta el hostel, en un empujón anímico increíble nos damos una ducha y salimos de vuelta para el centro; ya es de noche, la movida es increíble, mucha mucha gente, todos tomando algo, no podíamos ser la excepción, aunque no es barato sentarte en un bar en Viena nos tomamos unas ricas cervezas en jarras de medio litro y nos partimos la boca con un exquisito tiramisú.
La pérdida de la compu del día anterior pasó a ser una anécdota, más cerveza, hablamos de amor, de encuentros, de desencuentros, de caminos.

...

A las 12 y media de la noche nos llega un mensaje de Tamás, “lo siento, no han encontrado la netbook, hice todo lo posible”
¡Pobre chofer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario