jueves, 31 de mayo de 2012

De Bratislava a Praga

Domingo 27 de mayo de 2012

Bratislava - Praga

Después que los muchachos nos despertaran a las 5 y media de la mañana todo se tranquilizó y dormimos un par de horas más, una ducha y salimos a la calle a procurarnos un desayuno. El supermercado estaba cerca por suerte y desayunamos entonces con una temperatura espectacular en el patio del «Patio Hostel».
En la terminal había más movimiento que el día anterior, o sea, unas cuatro o cinco personas, faltando unos 10 minutos para que saliera el ómnibus fuimos hasta la plataforma de salida y sin saber (como siempre) cual era el ómnibus empezamos a preguntar; dimos con él, nos subimos y a esperar el viaje de 4 horas y media, por supuesto aproveché para escribir.
Bratislava está muy cerca de Viena, mi consejo, hagan una excursión por el día desde Praga y listo, no hay mucho para ver, ahora, si lo que quieres es tomar cerveza y salir en la noche, Bratislava es tu destino.
El ómnibus muy coqueto, enchufe para le netbook, wifi, asientos con entrada para auriculares para ir escuchando música, la tecnología de un avión pero mucho más cómodo.
A las 16:37 y con 27°C la terminal de Praga nos veía llegar, no nos llamó la atención que fuera pequeña, pero por lo menos tenía un cambio, detalle importante ya que los checos no aceptan euros y tienen su propia moneda, las coronas checas, que valen lo mismo que el peso uruguayo.
Cambiamos 200 euros a 24.90, un cambio bastante aceptable.
Teníamos anotado como llegar al hostel, primero el metro y luego el tranvía, un par de cuadras caminando y listo, un mapa impreso y la dirección nos daba la seguridad de que llegaríamos a destino sin inconvenientes.
Compramos un par de tickets de media hora en una tienda y nos metimos al metro, mi cabeza ya funciona como la de un alemán, ni se me ocurre viajar sin boleto.
Nos bajamos del metro, buscamos la parada del tranvía, medio éste que sería el único que utilizaríamos de ahí en más en Praga y que es por lejos el más utilizado por la gente del lugar y estuvimos atentos a las paradas.
Caminamos una cuadra y media y llegamos sin contratiempos al hostel, comentando el olor ácido a transpiración que había en el tranvía, hecho este que se hizo permanente en el transporte público, supongo que por reminisencias de su pasado oscuro en donde conseguir desodorante sería muy difícil, los hombres checos de más de 40 años no usan desodorante y el olor a transpiración para nosotros que no estamos acostumbrados es muy fuerte.
Pues bien, como les contaba, llegamos al hostel que resultó ser un hotel, las 2 cuadras que hicimos en el barrio no nos gustaron, es una zona de oficinas alejada del centro histórico que es donde está la movida y no se ve a nadie, muy quieto.
Analía me recordó que habíamos elegido ese hostel porque en la página decía que aunque alejado 15 minutos del centro el transporte era bueno y además incluía el desayuno, hecho este que me alegró el día.
Nos pegamos una ducha, nos tiramos en la cama un rato a descansar y a las 8 y media el centro histórico tenía 2 uruguayos caminando por sus calles locos de contentos, Praga es una ciudad hermosa, con una historia increíble, con edificios hermosos e iglesias de cuentos de hadas.
Recorrimos un poco sus peatonales, que en algunas zonas se comparten con el tranvía e incluso algún auto y nos sentamos a comer una piza y tomar una cerveza frente al reloj astronómico, reliquia ésta que fue construida en el siglo XV y todavía funciona.
Caminamos otro rato, apreciando la belleza de la ciudad y a las 11 estábamos en la cama.

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